Para amarte soy río y tú la mar

El río al fin se hizo presente a su mar, sin lamento.
Ante ti estoy presente cual abejas en las corolas.
Me albergaste en tu infinita ternura al momento,
con dulzura tus labios dijeron; al fin ya no estaré sola.
Eres ahora calma de mi sed y hambre de otro tiempo,
soy feliz en la prisión de la cruz de tus abrazos.
Lo que importa que esté contigo, si eres mi santo campo,
en cada beso hay elixir sagrado en un solo vaso. En la mañana hay infancia en nuestra forma de amar,
mi boca mordida sana al instante en otro de tus besos.
Abandono tierra firme y me hago naufrago en tu mar,
de tumbo a tumbo me ahogo en ti cumpliendo el proceso.
Agitándonos el viento en suspiro alivia los tormentos,
uniendo los deseos las dos almas liberan las pasiones.
Expresa con ansias nuestras bocas el sutil sentimiento,
pues el beso es la llave mentirosa que abre los corazones.
De mi palabra ahuecada se ríen las muchedumbres,
cuando estoy contigo dejo atrás manada de silencio.
Unidas nuestras almas dulcemente pronuncio tu nombre,
este amor nuestro sabe de ansiedad, pero no de cansancio.
Autor: Alcibíades Noceda Medina