Sobre la ventana de la esperanza, hoy me siento,
triste y sonriente, tengo aún desconcierto,
de lo creible a lo increible, pasé a lo incierto,
soñadora de promesas, vagando en mis pensamientos
Solemne y magestuosa, mariposa de tus vientos,
dejas sobre el aire la belleza que ya no recuerdo
queriendo quererte, queriendo ser tu silencio,
propagando que ya no existes, doliéndome dentro.
Acariciada por olvidos, recordada por momentos,
no solo fuí la aurora en una noche de tus sueños,
sino, que me convertí, en reina de tus fuegos,
adorada por tu corazón, temblorosa de tus miedos.
Y así, mi corazón se quedó entre tus dulces dedos
y en los mios, el tuyo acariciado por mis besos,
condenados a un amor, triste, dulce y sincero,
tan puro, que hasta lo imposible, se hizo eterno