Solo me faltas, me falta todo.
Cuando el viento le susurra a la ventana y la ventana susurra a su vez y comunica ausencia.
Solo me faltas, me falta todo.
Cuando el silencio canta la nota desafinada de la novena melodía de Beethoven.
Solo me faltas, me falta todo.
Mientras los ojos conversan con su propia mirada, y su voz poco a poco desaparece en la profundidad de ellos mismos.
Solo me faltas, me falta todo.
Porque la ausencia y la presencia son posibles entre aquí y allá. Una con la otra se besan, se abrazan, se aman y hasta a veces entre ellas lagrimas derraman y sin tocarse y siquiera humedecerse, en la distancia se convierten en mar y playa.
Solo me faltas, me falta todo.
Pero eso será pasado. Lograre que el todo se convierta en nada, que él solo consiga a su amada, que la falta sea la ausencia, y que tú seas mi presencia.