-Donde Nos Cosíamos-

Mil poesías hoy podría yo escribirte,
Mil canciones hoy podría regalarte,
Mil historias hoy podría yo contarte,
Y mil amores hoy podría yo brindarte...
Pero decidiste que yo no era
Los versos de tu dulce poesía,
Decidiste que yo simplemente era,
Poesía tras mi negra hipocresía.
Ay amor, vida de mi vida,
Oscuridad de mis días,
Soledad de mis noches,
Llorar de mis amaneceres,
Gritos desesperados de mis atardeceres...
Ay poeta de mis versos...
Que poesía para mi era el día a día,
Que poesía era ser dueña de tu vida,
Era ser en la noche tu estrella guía,
Era estar en tu boca noche y día.
Que poesía para mi no es alegía,
No es mas que burda palabrería,
Si entre los versos de mis tétricas liras,
No esta tu amor vida mía.
Que yo soy poeta dormida,
Que anhela llegue el día
En que tu Alma encuentre a la mía.
Que el momento llegue ansía,
En que seas mio cada día.
¿Y qué pasa vida mia
Si por ti lloro noche y día?
Me siento en aquel rinconcito,
Sola, sumida, ahogada...
Y entonces me doy cuenta de lo que realmente soy,
Abro los ojos para ver la realidad en mis narices,
No soy tu vida, tú eres la mía.
Estoy sola como siempre.
Mi soledad ha cortado las alas con las que volar podía,
Y otra vez me veo cayendo...
A ese pozo oscuro cuyo fondo,
Mis ojos cerrados por el odio no alcanzan a ver,
Caigo, caigo y caigo...
Oscuridad que se hace eterna,
Resonar de gotigoteo que hace un leve tintineo,
Leve y sumo desquiciante...
Y encuentro al fin el final...
Sí, he tocado fondo...
Y en mi halo de cordura alzo mis brazos,
Alzo mis brazos para amarrar la cuerda...
Pero mi Alma se da cuenta de que ya es tarde...
La cuerda se alza sobre mi cabeza...
Y mis brazos débiles no alcanzan a cogerla...
Oh, eterna oscuridad, eterna compañera...
Que tonta fuí al pensar que podría volver a volar...
Hoy vuelvo a estar aqui...
Sola, sumida, ahogada...
Me falta su aire...
Sus besos... sus caricias...
Me falta su vida... mi vida...
Y otra vez sola en este rincón donde nos cosíamos...
Otra vez marchita...
Y a la muerte en vida condenada eternamente...
Abominable corazón el que en mi Alma aguarda...
Atado lo mantengo con correas de plata...
Para que jamas, mis sentimientos salgan...