Sucia de besos y huellas invisibles
en la superficie entera de mi ser exterior,
intentaba en vano acomodarme
¡ ¿como había podido otras veces
acoplarme como un guante a su perfil? ! Descansar en su espalda mi cabeza
y no pensar, no soñar, no sentir nada,
ni siquiera la impresión de que tuviera
otra postura, otro lugar, otra vivencia
que no fuera exactamente esa y no ocurriera precisamente allí.
No quiero recordar hace un momento,
el dolor que me produjo, sin doler
(a pesar de que a veces si dolía)
el escarbar, el morder, el succionar..
La repulsión (sin repeler)
La inagotable tristeza ,
la impotencia, la apatía..
y mañana, ¿Qué ocurrirá mañana?
Al día siguiente
el sol actuará como el mejor gel desinfectante
como el bálsamo que más protegerá la piel,
reconfortará, acariciará, hasta besará (diría yo)
al mismo tiempo que me cure
incluso la más profunda herida del alma.