Si todavía escribimos aquellos que los años
nos vieron pasar entre urbanas ansiedades,
es porque los ideales sobreviven a desengaños
es porque nos levantaron las vanas realidades,
es por que la vida nos tejió entre sus redes
y el pan nos faltó, en la mesa de las noches,
es porque el dolor, volteó tantas paredes
en cada sensación en que nos devolvían los reproches,
es porque supimos ponerle el pecho a las balas,
porque dijimos adiós, cuando el adiós era quimera
es porque pensamos! y nos pusieron tantas trabas
que de haberlo sabido...cambiaría mis primaveras,
porque el tallo llegó al fruto en desventaja
y las madrugadas, fueron clases clandestinas,
porque el morir no era vestirse en una mortaja
sino continuar con el fusil, que a nuestro lado caía,
porque la desolación fue nuestra mejor compañia
y la virtud y el honor, nuestra lealtad señera,
porque escribimos a pesar de ello y todavía
soñamos con el amor...en cada primavera.