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A veces el momento mismo,
las esparce con su marca,
A veces hay que darlas,
pregonarlas y saberlas ofrecer,
Tambien hay que ceñirlas,
por que son razon de ser,
Por que son como un legado,
inmenso del patriarca.
Y las brinda solo aquel, que aprendió a reconocer,
Sus errores, su falencias,
sus deslices y sus yerros,
Que se dispersan y acumulan,
en sombras como cerros,
Para moderar discordias,
al aceptar, disculpar y ofrecer.
Solicita esa clemencia
y saborea la dignidad,
Convócala sin temor,
con firmeza y esperanza,
Para asilar un consuelo,
para amenizar tu alma.
Porque los yertos despojos,
Tambien son nutrientes.
Al hacerlo encontrarás.
buscarás felicidad,
Esa concordia total,
que con la vida se afianza,
HOY.disculpa por favor.
Y encontraremos la calma.
La lluvia siempre le abre paso,
Al tierno abrazo candente de sol.
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