No hay nadie en el espejo

Puede que este no sea el lugar dónde debo estar ahora, ni el momento que merezco.
Otra vez me visitan esos estúpidos días en los que no pasan las horas,días de manecillas petrificadas en ese ridículo reloj que te mira desde la pared como diciendo "yo soy el que manda".
Empiezo a sentir que se derrumba el techo y la oscuridad me aplasta y sólo me queda sentarme a observar cómo ocurre, delante de mis ojos: lo estás viendo, lo estás sintiendo, lo entiendes, podrías escribirlo porque lo has vivido antes, conoces esa sensación, y ya ves, a pesar de todo, qué importa. No puedo hacer nada contra ello, porque no me queda nada, nada por hacer.
A veces pienso que hoy tampoco me toca a mí.
A veces viene a visitarme ese azul que baila un rato conmigo y luego se marcha. Viene con las ganas y el sol de uno de esos días de bancos y helados, de césped mojado, y resuena en el suelo sus ojos, y tiñe el paisaje de mar y universo, y habla de todo y de nada, y ríe y burla a las manos y al viento pero luego se va. con la marcha de violines fúnebres a su paso, cantando esa canción indiferente, cuando el viento le golpea la cara y no se dá cuenta.
Canta esa canción de distancia y lejanos crepúsculos y va dejando tintes de fuego a su paso.
Y nadie lo ve salvo yo. El mundo está loco.
Definitivamente es lo que toca, pero tal vez hoy decida no conformarme.
Me canso de llevar en la espalda naufragios y desconsuelos que no paran de gritarme y yo les tengo que callar con tu recuerdo, y me canso. que quieres que te diga.
Se me hace cuesta arriba este camino con humo y fantasmas de esquinas, de este sendero que me lleva a tu puerta cerrada.
Solo me queda ese gesto entre tu pelo que parece decirme " no puedo" y me sonríe de esa forma, sangre de un desconsuelo pasado para hacermelo todo un poco menos insoportable.
Tal vez hoy me canse de sentarme en esta silla contemplando el huracán de ese " a medias" que me dejas siempre.
Tal vez hoy me canse de tu espalda arañada por el sol que, teniéndola al lado, está a años luz de la mía.
Todas las noches se cuela por mi ventana y se mete entre mis sábanas mis ganas de ti pero las ganas que te tengo ya no bastan si te vas.
Ya da igual lo que recitaba Neruda o lo que cantaba Sabina, ambos dos me han dejado escribiendo tu nombre en una servilleta donde yo misma me monté mis historias y me imaginé otra vida con tu olor a nadie.
Puede que decida cortar en pedazitos el silencio que me guardo en las manos cuando me preguntas qué me pasa, y decidida a guardarme la derrota en los bolsillos siga hacia delante, imaginándome los días en tu almohada.
Y tal vez quiera volver a las mentiras que me monto yo solita y correr hacia ti, porque es lo único que me atrevo a hacer últimamente.
Recordaré tu melodía que me trepa como las yedras por el corazón presionándome el pecho y querré gritar tu nombre y cerraré el pestillo.
"Ya no, ya no más" diré. Y volveré a ese mismo lugar, a esa misma hora, con la misma ropa, para esperarte, como siempre.
Siempre con el adiós en tu boca agridulce, con las dudas y las palabras ancladas en el pecho, que ya no sirven para nada.
Y vivir así, con los ojos que me ponen mis cajones vacíos, con el desconcierto de tus pecas y la ferviente seguridad de que no tengo cabida en tu vida de locos.
"Quien no quiere pensar es un fanático; quien no puede pensar, es un idiota; quien no osa pensar es un cobarde".
Rosa
RGG