Señora del alma mía.

El fiero dolor que sobre el pecho,
tengo gran señora por no veros
ni poder amaros ni quereros
deja mi corazón por vos maltrecho.
Sueño con vos y en vuestro blando lecho
con la dulzura de mi amor teneros,
sintiendo los gemidos placenteros
y vuestro ser de amor ver satisfecho.
Deshecha por el placer que mereceis
y que un marido infame no os da
viviendo insatisfecha cada día.
Llamadme gran señora y así conocereis
la extensa plenitud de la felicidad
al ardor de mis besos vida mía.
El poeta
desconocido.
15/11/013