Le pregunto a mi corazón
y no obtengo respuesta, le
grito a la noche, al viento
y no obtengo respuesta.
Acaso sabes tu la causa de
mi mal, sabes porque mi
alma esta inquieta, será el
cielo quien me impone esta
condena.
Mi delito, quererte, mi pena
no poder amarte, pero si
sabes tu la respuesta dímela
y libérame de esta angustia.
Que mi corazón no aguanta
esta tormenta, que sus rayos
revientan mi pecho y su
lluvia inunda mis ojos.
Y si no, si acaso es el cielo
quien me impone esta
condena, que me quite la
vida, porque vivir sin tu
amor no merece la pena.