En ese radiante amanecer,
donde enlaza el horizonte,
el manto líquido del lago,
con el dorado y naranja cielo.
Tras la vegetación:
asomando el día,
junto al sol naciente…
El abrazo se circunvala
por rojizas nubes
del sol que asoma radiante,
embellecer más aún el paisaje
de sueños que invaden las pupilas.
Inertes aún por la penumbra de la noche,
que ha dormido en su etapa diaria,
junto a estrellas luminosas,
jubilosas y brillantes…
¡Que imponencia la gala que ofrece!.
El dorado cielo con pinceladas rojizas,
como si un pintor invisible,
rozara su pincel, invadiendo con colores
el paisaje que penetra en la retina
y al corazón sediento de emociones… Mecha Foderé