UN DIEZ DE MAYO NEGRO

En el silencio de este día sombrío,

Mi corazón se quiebra en mil pedazos,

Tu ausencia, hijo, es un abismo frío,

Y mis lágrimas caen sin descanso.

Un diez de mayo, negro y desolado,

Marcado por la pena y el dolor,

Te fuiste, dejándome destrozado,

Llorando tu partida con fervor.

Recuerdo tus sonrisas y tus juegos,

Tus ojos llenos de vida y de amor,

Pero ahora solo quedan ecos lejanos,

De un tiempo que se fue con tu calor.

La vida sigue, aunque ya no estas,

Cada día es una lucha sin final,

Te extraño tanto, mi pequeño, mi sol,

Y en cada rincón, tu recuerdo es vital.

Descansa en paz, mi hijo adorado,

Aunque mi alma nunca hallará consuelo,

Un diez de mayo negro te has llevado,

Mi corazón roto, llora tu cielo.

Ángel R. Anaya Puerta

El Ángel de los sueños

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