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Defecto
Poema
Categoría: Angustia

un duro al año

monte arriba y cara al viento
buscando reposo y calma.
,
subia yo muy contenta
dandole descanso al alma,
cuando a lo alto llegue
y a dar la vueta a la cima.
un rebaño me encontre
que se me venia encima
caminaban las ovejas
marchando a paso tranquilas.
y pasaban las parejas
al compas de las esquilas
tras de ellas entornando
una cancion.
y sacando idiferente
el mendrugo de zurron,
iba un pastor iba un niño
un inberbe zagalejo.
que me inspiro tal cariño
que es muy normal un una
anciana con años a cuestas.
yo le e preguntado eres tu
el pastor ¿ si señor?
cuantos años tienes trece
y dime cuanto ganas.
un duro, ¿al dia no? al mes anda que lo que te estoy
diciendo esque gano un duro
al año.
lo deje que se marchara
y en el bosque me oculte
y avergonzando la cara
con las manos me tape.
¡ oh dios un duro,
cuantas veces yo e derrochado
yo en miles de pequeñeces
que mi gusto me pidio.
en comer sin tener gana
en apostar a beber
en un rato de placer
en un coche, en flores.
y ese duro que se aleja
es la vida de ese niño
de aquel niño que se aleja.
humeaban a lo lejos
las frebriles chimeneas
que parecian quemarse,
los pueblos y las aldeas.
y en medio de tanto engaño
aparecia la silueta lejana
de ese niño que ganaba
un duro cinco pesetas.
calblanca
Datos del Poema
  • Código: 344099
  • Fecha: 06 de Diciembre de 2010
  • Categoría: Angustia
  • Media: 6.19
  • Votos: 43
  • Envios: 2
  • Lecturas: 4,236
Datos del Autor
Nombre: calblanca
País: EspañaSexo: Femenino
Fecha de alta: 22 de Junio de 2009
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Comentarios
2 comentarios. Página 1 de 1
Tiene errores
invitado-Tiene errores 07 de Mayo de 2011

Un duro al año Monte arriba, cara al viento, buscando reposo y calma, ibame yo muy contento, dándole descanso al alma, y cuando al alto llegue, y al dar la vuelta a la cima, un rebaño me encontré que se me venía encima. Avanzaban las ovejas marchando al paso tranquilas, y pasaban las parejas al sonar de las esquilas: y a los últimos reflejos de los rayos vespertinos las vi perderse a lo lejos por los ásperos caminos. Detrás de ellas, lentamente, dando al aire una canción y sacando indiferente su mendrugo del zurrón, venía un pastor, un niño, un imberbe zagalejo, que me inspiró ese cariño que es tan súbito en un viejo. -¡Hola! ¿eres el pastor? -Sí señor, ¿qué se le ofrece? -¿tienes padres? -no señor. -¿cuantos años tienes? - Trece. - ¿Y cuanto ganas, amigo? - Un duro. - ¿al día? ¡anda maño! - ¿Un duro al mes? - ¡que no, digo! - ¡Un duro al año! II Le dejé que se marchara y en el monte me senté, y avergonzado, la cara en las manos oculté. Pasaron por mi memoria templos, palacios y reyes, los aplausos y las glorias, los discursos y las leyes, los millones del banquero, las fiestas del potentado, réditos del usurero, ladrones en despoblado, fortunas mal heredadas en el tapete perdidas, cortesanas celebradas de ricas galas prendidas, los que de lujo se afanan, tantas glorias, tanto daño... y en tanto hay seres que ganan... ¡Un duro al año! III ¡Un duro! ¡OH Dios! ¡Cuantas veces lo habré derrochado Yo, en miles de pequeñeces que mi gusto me perdió! en comer y no tener ganas, en caprichos, en favores, en vanidades humanas, en guantes, coches y flores, en un rato de placer, en un litro sin valor, en apostar, en beber, en humo, en un buen olor... Y ese duro que se olvida En cuanto correr se deja, era un año de la vida de aquel niño que se aleja... Y vi que somos peores todos los seres humanos. unos, falsos soñadores; otros, falsos puritanos todos en el daño iguales; ante las llagas sociales; y hay seres que, en esa edad que ignoran su propio engaño deben a la humanidad... ¡Un duro al año! IV ¡No! Mientras el frió enero, en una espantosa noche, mi prójimo, por dinero, me lleve a mi casa en coche; mientras de la mina obscura saque el carbón tanta gente, pasando tanta amargura para que Yo me caliente; mientras de la alegre fiesta salga Yo, que siento y creo, y al pobre que me moleste le mande airado a paseo; mientras derroche la moda, y se gasten, grande o chico, mil duros en una boda. Mil en entierros del rico, y hasta el sol desigual sea en dar al hombre sus rayos, y hayan niños con librea que me sirvan de lacayos ni creo en leyes humanas ni en el que las bombas tira... ¡Palabras! Palabras vanas. ¡Mentira, todo mentira! No hay a las penas consuelos; ¡sufrir y siempre sufrir! ¡El Cristo se fue a los cielos, pero volverá a venir! Y ha de subir a mil codos mas alto el nuevo diluvio, y en el moriremos todos; y más altos que el Vesubio nos a de ver impasible ese niño, ese pastor, ya convertido en terrible ángel exterminador, y entre torrentes de lava gritara de su alto escaño: -Yo soy aquel que ganaba ¡Un duro al año! V Así a mis solas decía, Solo, en la cumbre del monte, Mientras el sol se escondía en el rojizo horizonte, en la sombra se ocultaban lentamente las aldeas, y allá lejos humeaban las fabriles chimeneas, entre el ruido y movimiento de las modernas ciudades, resumen triste y cruento de las necias vanidades... Y allá, perdido en la plana, Cantando, tras su rebaño, iba aquel niño que gana ¡Un duro al año! Eusebio Blasco (1844 - 1903)

Lector
invitado-Lector 06 de Diciembre de 2010

Groseras faltas de orotografía e incoherencias por doquier demuestran que esta vez no plagiaste. Estudia el idioma y luego poesia..please!!!

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