Esos ojos negros de noche sin luna
de mirar intenso de profunda bruma
reflejan como destilas, tu fuerza viril sobre mi duna
tus manos de seda, acariciando mis pechos arden
dibuja el viento en la tarde, mi falda sobre tu horizonte
mientras tus labios sensuales, con pasión besan mi monte
escucho entonces el eco de tus varoniles voces
atravesando mi alma entera
con el embrujo de un te quiero en la noche
mi dulzura de mujer, ávido atrapas en racimos
encendiéndome por la tarde con tus besos de canela y vino
en la madrugada cual lágrimas de rosas
derramas tu amor sobre mi almohada
y como azucena enamorada, en holocausto interminable
bañas con tu savia mi lirio, en alboradas impensables
te adentras en mi vida, cercándome con tus brazos
penetrando en mi Venus, como saeta en el ocaso
desatas mis amapolas con tu brisa de mastranto,
y te encumbro sobre mi vientre, con susurros de amaranto
luego enredada en tu aparejo
soy tu hembra de miel y suspiros
que entre gemidos y quebrantos
te entrega completo, los pliegues de sus delirios