NOCHE DE GRIS OLVIDO

Sobre la cima, el aire plomizo
me asoma a un indefinido vacío.
El viento ulula viejas canciones,
ahora teñidas de gris olvido.
Las alas de la noche
me abrigan con su frío vahído.
La luna a mi aciago destino
su pálida figura esconde.
Una estrella evanescente
despide su último latido.
En el horizonte, la ciudad se envuelve
con un tenue resplandor por vestido,
de fuegos fatuos tejido,
que deambulan ajenos a mi sino.
Regreso por nuestro viejo camino
que tantas veces dio sentido a nuestro desvarío.
Y, mientras cruzo las aguas
que no reflejaron nuestros temores,
su triste rumor me recuerda
que ya no estás conmigo.