Siempre recuerdo los días de
mi infancia en casa, cuando
veía todo lo que mi madre tenía
que hacer para que el dinero
alcanzara.
Para empezar, de las cinco
hermanas la que más sufría era
la más chica, pues al tocarle
a ella nuestra ropa, lo que en
un principio era azul marino,
celeste quedaba,y lo que originalmente
era un pantalón, en short terminaba.
Para poder ver nuestro programa
favorito, era toda una odisea, pues
solo una televisión para todos era.
Y salir al cine ni pensarlo, pues
era imposible con el salario de mi
Padre a todos llevarnos.
Siempre recuerdo la broma de mis
Padres cuando les deciamos que queriamos
nos llevaran a comer a fuera, y madre
respondía, saquen al patio las sillas
y la mesa.
Eso en su momento no nos divertía, pero
ahora me hace reír y se lo aplico a mis
hijas, ah y como olvidar los desayunos
en casa, a los que mamá llamaba buffet,
aquellos que hacía cuando la limpíeza del
refrigerador tenía que hacer.
Pero no todo fueron limitaciones, también
hubo mucho amor y satisfacciones, no importa
para estar juntos el dinero, vale más la
intención de querer hacerlo.
Mercedes del Pilar Reyna Camacho
mrc-15-12-09