Cuerpo incesante,
tú, mujer,
mi mujer,
te tengo, aunque no estés,
tu cuerpo desnudo,
suspendido en mi silencio.
Trás tus ojos,
sal azul,
de insinuante estrella,
como un mar de fuego,
al son de un reloj,
solo nuestro.
Mar profundo,
olas de espuma,
arañas el misterio,
acaricias con tus dedos,
la música de mi cuerpo,
y te voy descubriendo,
cada día,
despacio,
como mano que penetra,
entre murmullos de primavera,
sorprendido,
ante su primer cuerpo.
Tú, mujer,
mi mujer,
tendida,
entregada al recorrido,
del viaje más bello,
el viaje de la vida,
del amor,
sin billete de vuelta,
el viaje más lejano,
y a la vez el que más nos acerca.