Consigo apersonarme en busca de un milagro
detràs de las cortinas del àngel del diluvio
sabiendo que la lluvia padece del hartazgo
de mojar las pertenencias que alguna vez sostuvo,
y en pos equilibrante del festìn de los sabuesos
carece el mas humilde de la riqueza que lo cure
con alma de corsario y collares en los huesos
se nutre la alimaña de la carne que lo cubre,
y asì, endemoniado, el sur de tus lamentos
precede a la esencia de todo calendario,
me hablas del amor como si èste fuese un cuento
leyendas bizantinas que guardo en mis armarios,
me vuelvo a mi raìz, que tènue y sumergida
carga con vigor el càliz de su tallo,
fugaz instrumentador y dueño de una vida
que habla por las dudas si alguna vez me callo,
entonces y paciente, descubro que la nada
me suelta aquel todo que perdì por ser bastardo
huyendo de tus rimas y volvièndome mirada
consigo apersonarme en busca de un milagro.