Un sol refulgente llegó
envolviendo mi alma
la descubrió una tarde
tibia de marzo.
Mi alma desnuda y triste
se llenó de su luz,
de sus palabras, de su certeza
de calor de amistad o qué se yo.
Pero llegó y llenó los rincones
más oscuros de mi alma.
el corazón rebozó de alegrÃa
y cantó un canto nuevo.
EnergÃa vibrante que creó
nuevos mundos, que lanzó estrellas
en mis manos vacÃas,
derramó vida en mis hojas marchitas.
Sol refulgente, oro, esmeralda,
vivirás por siempre en mÃ,
Cual estrella vespertina.