Hasta el último aliento

A Dios se le agota la tinta en la noble cruzada de escribir derecho en renglones torcidos.

Sobre el tejado de la gran catedral el ángel urbanita recibe al nuevo día reparando sus desgastadas alas, demasiadas costuras a su espalda, la noche no es lugar ni momento adecuado para un guardaespaldas sin puerta de garito.

El mal no concede respiro ni al buen samaritano que, en su empeño de ver el lado bueno de la gente, ha perdido el móvil, la cartera, el reloj...y a punto está de perder los restos de su fe.

Jesus muere en la cruz cada minuto ante la indiferencia de los ojos del viandante hacia el mendigo, sepultado bajo palabras como piedras lanzadas a María Magdalena por adornar esquinas, devorado intentando salvar la inocencia de un niño en manos de lobos vestidos de cordero...

No son buenos tiempos para almas sensibles, la inteligencia muere una y otra vez luchando con necios que adoran al asfalto, el mundo ha perdido la brújula que señalaba al norte caminado por seres que solo tienen ojos para su propio ombligo.

En este nuevo rumbo la fe suspende por falta de asistencia, y en este caldo de cultivo emergen las nuevas profecías que te ofrecen el Cielo a golpe de talón.

 - UN RESPIRO PARA LOS INMORTALES -