¿acaso seguiremos matando?

Aun nadie sabía su existen ni su nombre
pues su perfil no obstante es silencioso.
Sus palabras un día brotan del reposo
y la horda se alborotan como enjambre.
Buscando la paz Él halló la guerra
sin arrogancia quiso ser abierto.
Borrado sea su nombre grita el desierto
cuando breve reposo pidió en la tierra.
Pronto olvidan su santo nacimiento,
es pecador, desean reconocimiento
razón para lanzarlo a los leones,
desean ver esparcirse su osambre,
no basta vigilia del pan ni su hambre.
Reo aun es después de generaciones.
Autor: Alcibíades Noceda Medina