Continuando con la historia.
Aparece ante ella,
una voz susurrante
que le endulza los días,
le aprieta el corazón;
el destino traiciona,
ahora ella tiene miedo,
de que esa vida serena
que por fín consiguió
desaparezca pronto
y a temblar empezó.
Se cubre, se acoraza,
se esconde, se amuralla,
pero pronto le gana
la cruel curiosidad.
El sufre, pero ríe
siempre con carcajadas
lleva dentro, muy dentro
una ingrata traición,
Ella ahora está sola
por cosas del destino,
se resiste, pelea,
se enoja con la vida,
y regresa de nuevo
a la misma rutina
dejando dormidita
su vida en un cajón.
De repente, chispazos
de carcajadas frescas
escucha en la memoria
que dormida quedó,
lo piensa, lo respira,
lo extraña y hasta vive
la caricia del alma
que una vez El dejó.
La juventud le vuelve,
la risa, la cosquilla,
quiere comerse el mundo
tragarlo de un jalón,
quiere invadirlo todo,
sentir correr su sangre,
vibrar, gritar, dormirse
en noches de pasión.
Ahora, ella ha sentido
de nuevo la desdicha,
la carcajada fresca
de El, ya se perdió;
es probable que el ser
que acariciaba su alma,
ella lo imaginara,
o su obsesión dormida,
de tanto, lo ahuyentó.
Se promete serena
no perder la cordura,
y refugiarse segura
en brazos del que siempre,
a su lado siguió;
y ella recuerda triste
que otro había prometido
una dichosa vida
de ilusión y pasión.
Pero el diablo no duerme
y en ratitos traviezos,
ella vive caricias,
los abrazos y besos
que nunca recibió.
Señor, hoy te confieso,
que esa niña era Yo,
que la mujer dormida,
la nueva ilusionada,
la que sueña en su almohada,
esperará su amor.
Perdona mi pecado,
bórrame la memoria,
no me dejes caer
en la infiel tentación,
pero, si no lo logras,
has que esta larga historia,
logre alcanzar la gloria
y tenga un bello final.