No me preguntes, acercate despacio,
como la selva virgen
se acerca a la marginalidad
de sus habitantes,
fosos de la realidad
del hoy, que se instala
sin dar respuestas,
sin dar tregua.
No me preguntes, mirame despacio,
tengo la tristeza del guerrillero
reflejada en cada
geografía de mi rostro,
pequeñas mocedades,
que de percibirse,
muestran mitos y leyendas,
lo que soy y lo que fui,
el mero instrumento
de alguna causa
sincera y llena
de misceláneas.
No me preguntes, sedúceme despacio,
acerca de ilusiones nuevas,
acaríciame las heridas
estas que de a poco
van siendo tuyas,
y entonces pregúntame,
si después de haberte encontrado,
atrevimiento punzante
de un destino marcado,
soy el mismo que ayer,
y la respuesta las tendrás
en mis ojos nuevos,
miradas que surgen
sin oponerte resistencia!