Yo prefiero morir como murió Mojica,
muerto de hambre pero harto de caricias;
y si en verdad tú me quieres como sabes que te quiero,
ven conmigo a comenzar un mundo nuevo.
Olvídate que tu marido diga que nos va a matar,
yo estaré siempre a tu lado y sola tú no estarás;
y si sientes que eres mia como dices que lo eres,
¿Por qué no aprendió a quererte como tú te lo mereces?
Tan sólo a Dios yo le temo y aclamo su piedad,
lo que ahora te propongo yo sé que él lo entenderá;
ya pronto te iré a buscar sin el temor de escondernos;
porque sé que ya violé su noveno mandamiento.
Todavía estás a tiempo, por si acaso te arrepientes de las cosas que te digo.
Tú sabes que no te miento, el tiempo a sido testigo,
pero no dejes de hablarlo, por si tengo que jugar con las cosas del destino;
y tú tomes otro rumbo y yo siga otro camino.
Con ésto que yo te digo, con ésto que yo te escribo,
yo no quiero pretender que zambullo en el machismo,
pero tengo que entender lo mucho que te han herido;
y la culpa ha sido de él, éste que es tu marido y éste será su castigo.
¡Mira! En cuanto a los comentarios, dálos por bienvenidos,
que la gente tira piedras, teniendo techo en cristal,
y siempre quiere mirar el que ha ciega ha vivido;
tampoco quiero ofender al que nunca te ha querido,
él no es más hombre que yo, ni yo seré más que él,
mas por tratarte tan cruel; su mujer se va conmigo.