Qué cansancio tan atroz!
después de esta marathón
de compras desordenadas
que parecen olimpiadas.
LLegando un poquito tarde
al lugar que había escogido,
lleno de gente, que hastío,
ojalá no hayan comprado
lo que yo ya había pensado.
Mas, cual toda una mujer,
las compras no me amedrentan
mas bien, fueron las tarjetas
que no sé como fuí a perder.
Ahora tengo un problemón!
y grande , lo habrán de ver;
ojalá que algún bribón
no se las haya encontrado,
porque si no, de mi cuenta
ya en cero se habrá quedado!
Danny08
3/08/2009