Impresiones

Arriba, sobre la repisa
La rosa en su cúpula.
Sobre la chimenea,
El dueño.
En el reflejo translúcido de la ventana
La noche.
En el morado terciopelo de las cortinas,
Un escalofrío.
Bajando por las escaleras,
El fantasma.
Subiendo a las almenaras,
La sombra del hastío.
En los ojos del retrato,
El milagro sellado.
Corriendo por alfombra,
Pisadas inhumanas.
Tumbadas en las camas,
Dos figuras pesadas.
Cruzando por el umbral,
El perro de lanas.
Sobre la sota de copas,
Un halo; el rocío.
Bajo la mesa de madera,
Un suspiro; la mañana.
Entre las sábanas de las camas,
Un sueño; la muerte.
En las pupilas dilatadas,
Un delirio; ella.
Ante la figura yerma,
Un juego; niños.
Con sangre destilada,
Una sonrisa; llega.
Contra la roja espada,
Un gemido; duele.
De lo más profundo de su alma,
Un beso; lúgubre.
Desde el negro tejado,
Un espanto; grito.
Por la roca de la fachada,
Un duende; sube.
Tras las gafas doradas,
Un rostro; espera.
Sobre la mesilla de la alcoba,
Una llamada; ira.
En los verdes ojos,
La verdad; harto.
Por la calle vecina
Llega riendo
Una mentira.
Mentira llamada
Por muchos,
Querida por pocos,
Degustada por tantos.
Mentira azul,
Lúgubre sapiencia
De egregios sabios quienes se dejaron
Atrapar por ella.
Negros ríos de tinta
Fueron derramados por
Los magnos eruditos
Desconocidos del hombre.
Se aferran a la llama,
Al clavo,
Al hasta
Con tal de salvar
Lo que de alma
Queda.
Entre la espada y
El clavel
Fueron uncidos,
Y en paños
Escarlata
Fueron vendidos.
La melodía nocturna
Entonada por gatos azules
Suena a jazz vespertino
Y a redoble de campanas.
Un niño llora,
Angustiado por el humano;
Yerma quimera
Sufre, y de aquella
El niño paga.
El planeta ya no es suyo,
Ni nuestro,
Ni siquiera es de los ricos.
Es un planeta muerto,
Matado por la sinrazón.
Si alguien escuchara
A ese niño,
Si alguien comprendiera
Su llanto,
Si alguien supiera
Su significado...
Cae la lluvia,
Niebla densa,
Sobre la ciudad.
La una de la mañana;
Farolas encendidas;
Tres coches pasan;
Una mujer duerme
Tumbada en un banco de piedra,
Como de piedra son
Las almas
Que pasan sin ayuda.
Una moneda pide,
Comida desea,
Mas no recibe ni un suspiro
De la compasión humana
Que un día la llevó
A la calle,
Llevada de la mano
De una botella de ginebra.
Licores diluidos
En una paleta de pintor.
Unos trazos limpios,
Que marcan la marcha;
Marchar de espíritus
Errantes,
Errantes sin razón,
Llevados por el pintor
Y sus pinceles,
Que no llevan vida
Sin dolor;
Dolor con olor a muerte,
¿Y muerte?,
Muerte por amor.