Llevo en el alma la altivez de mi raza,
del indio, del negro, del blanco, del mestizo,
que hizo de este suelo un bello paraíso,
para vivir siempre en paz sin amenaza.
Siento el orgullo de ser un colombiano,
al contemplar el verdor de las praderas,
al oír los trinos de las aves mañaneras,
al ver la inmensidad de nuestro llano.
Vibro de orgullo por los cielos augurales,
por el sol radiante de singular belleza,
por la grandiosidad de montañas y riqueza,
por la variedad de frutos tropicales.
Todo mi ser se estremece de alegría
al oír un mapalé, una cumbia, una balada,
un joropo, un pasillo, un porro, una tonada,
un bambuco, una danza de suave melodía.