Hielo en tu cuerpo

Diamante puro de oro cristalino,
soy en tu boca hielo inmaculado,
tus besos derriten mi esencia,
y sus gotas se deslizan vivas
en la comisura de tus labios.
Se lanzan por tu frágil cuello
hacia el tobogán de tus senos
salpicadas se vierten en tu vientre
multiplicadas al romper en su cúspide.
Bravos y locos caminos transparentes
recorren quebrados tu estremecida planicie,
inundando el cráter que se abre en tu llano,
desbordado el núcleo que tu vida alimentó
se dispersan en tu monte ondulado y raso.
En la cumbre de tu abierto desfiladero
se derraman húmedas y ya calientes
esculpiendo entre tus erizadas piernas
una cascada de placer muda de rumor.
Y el hielo que fue besó frío en tus labios,
al licuarse en el calor de tu cuerpo,
su tercer estado oculto descubrió
al convertirse en fuego dentro de ti.