UNA DAMA ERRANTE

Estoy buscando los sabores de su esencia.

Sus aromas tristemente se han marchado.

Solo ha quedado un sendero a la sequía.

Ya no conjuga tu estructura redentora.

Cuando se apaga en lloviznas mi horizonte.

Porque te veo partir, al no escuchar tus pisadas.

Van avanzando tus sombras inclementes.

Una dama errante de quien no conozco su ruta.

La que no encuentro, porque escondió sus fases.

La que no escucho, porque me he quedado atónito.

Ya no se conjuga la estructura redentora.

Tus palabras se escaparon, solo resuena mi mente.

Solo ha quedado el mutismo absoluto aquí clamando.

Entre los monótonos gritos de mis cuatro esquinas.

La discordia de un paisaje sin escape.

Ya no hay luna, el ocaso la ha opacado.

Pareciera que se esconde en mi presencia.

Ya no hay sol, pareciera que no quiere calentar.

Solo hay nubes, desplegando su linaje.

Con sus hielos que filosos me marchitan.