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Categoría: Desolación

Una niña llamada amores no.1

Caminando entre las sombras de un amor,
me envolví en su oscuridad pasajera,
cuando apenas quise despertar del dolor,
mi mente no encontraba ya quimera.
Trafiqué en su penumbra sin pudor
destellos de mi vida por ser quien era,
mas no pudo mi sentido olvidar su olor
y caí preso en su hipnosis pendenciera.
Recorrí la larga vereda de sus besos,
deslumbrado, probé su cicuta sin recelo,
le entregue mi alma en mil versos,
subrayando su nombre sobre el cielo.
Anide insanos deseos, diáfanos y perversos,
sin saber que fundidos, seria bravo duelo,
entre sus placeres mundanos y mis reversos,
elevándome raudo, eternamente del suelo.
Sumergido en la pena infame del olvido
divague moribundo pedrusco camino,
errando su recuerdo me halle perdido
y no pude jamás encontrar mi destino.
En mi camino repleto de escozores
encontré una infante con faz de sosiego,
me aproxime a su hálito sin temores,
remisamente se extinguió mi fuego.
Confundida entre la multitud estaba
y no supe en su trajinar porque gemía,
escrute si un adulto de la nada brotaba,
reclamando a su cría que lloraba y temía.
Repare en sus ropas rotas y sucias
advirtiendo también su cara enlodada,
llevando también en sus manos mustias,
cubetas llenas de lagrimas derramada.
Me acerque con duda y trastienda,
por no saber su malaventura,
pensé que era otra vagabunda
que tiraba al viento su ventura.
No quise espantar su confianza
al acercarme de forma tempestiva,
pensé en darle alguna esperanza
a su andar divagante a la deriva.
Entre astrosa, desaliñada y perdida
velaba sombría las almas a su entorno,
como naufragando esperanza herida,
me miro diciéndome...te perdono.
No comprendí su rara clemencia
y porque me brindaba compasión,
debe ser un distintivo de demencia
que me brinde a mi su perdón.
Sin salir salvo de mi asombro
procure entender lo que decía,
no obtuvo mi mente mayor logro
que confundir su rara pleitesía.
Acaso en tu agonía me conoces?
interpele con la mirada a la criatura,
que insistente me decía en roces
y con su rostro mi desventura.
Sin percatarme le preguntó a mi ser
¿que guijarros cargaba a cuestas?
para tener tanto dolor sin tener,
sin ver en mis ojos viejas penas.
No escrutes culpable a tu tormento
soy lo que no explicas en tus sueños,
permanezco inerte en pensamiento
y vago en la sombra del anhelo.
En el curso de este sueño, insolente
yo me consolaba acaso tropezando,
en ver etérea su imagen transparente
y reales mis engaños a su lado.
Pregunte con recelo su existencia,
para hallar explicación a mi congoja
y entre triste, pensativa y seria
respondió elocuente ante mi queja.
Soy Amores...
quien mantiene tu magia en esperanza,
hurgando en el alma de quien me busca,
acarreando en la senda de su vida
alegría, tristeza y pena en mi cruzada.
Te explico del amor lo complejo
para que en verso sepas que no es sueño,
que te hablo de mil formas y entiendas
del amor todos sus complejos.
Apacible es la vida cuando el cuerpo
es sólo un testigo del tiempo
azolado por mi mano en sus momentos,
tratando de escaparse de mis besos;
el tiempo se limita a comprobarlo
con leves contornos de lluvia
o insinuaciones de un sol respetuoso
que deja algunas veces ver la luna.
Soy mas que tus deseos, no me busques,
no me sueñes, yo te encuentro,
al doblar la esquina tropezaras con mi pelo
cargado de virtudes para un sentimiento,
sosegada es la vida cuando la muerte
es una mancha más en el tragaluz
y la mirada se limita a comprobarla
más allá de los árboles desnudos,
o nubes que siempre están más altas
que las metas pensadas junto al fuego.
Soy Amores...
y no me ves por ti solo,
recorro caminos que no imaginas
y me muestro a mi antojo
sobre una rebanada de existencia.
Soy la estación tardía, los ocasos,
los inviernos y los veranos,
que espera humildemente
postrada ante tus uñas,
una señal de tu contrición,
una gota de sincera penitencia
o un catete relleno de austeridad.
Oculta labradora, amenazante,
entre el ropaje sucio de este mundo
me ves pobre, harapienta y expectante,
porque así deseo me percibas,
mas no seas juez de mi mirar navegante, descubridor de venturas y mentiras.
Aguardo el momento propicio
arrasando hasta el fin tu tiempo,
el tedio y la pulpa de tus huesos,
para que todos seamos vino de tu ansia
y eterno alimento de tu voraz usura...
Datos del Poema
  • Código: 126440
  • Fecha: 22 de Julio de 2003
  • Categoría: Desolación
  • Media: 6.29
  • Votos: 157
  • Envios: 0
  • Lecturas: 1,747
  • Valoración:
Datos del Autor
Nombre: Desolado
País: PanamaSexo: Masculino
Fecha de alta: 11 de Diciembre de 2006
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