Nevada y desolación

En la escena hay desolación muy densa,
zorzales y cigarras cesaron con sus sones,
quietas las hormigas sin llenar sus mil despensas
que iban portando grano por grano con tesones.
Conmueve al contemplar a través de los cristales
todo desierto, no hay ni una flor para el jarrón,
en tonos blanquecinos se tornan los árboles
donde tiembla de frío un solitario gorrión.
Las hojas perennes relucientes en sus ramas
nevada blanquecina en olivo amaneció,
las verdes aceitunas al ver desde la cama
su color en morado el invierno, las cambió.
La parra no cuelga brilloso racimo este año
Súbitamente transformó la naturaleza,
barrica está sin caldo oloroso como antaño,
despiadadamente muertos están las malezas.
Aun acostado me quedo mirando a lo lejos,
tratando de encontrar a todo esto explicación,
también yo tengo frío, estoy un tantos perplejos.
Sin calor de mi amada horrenda, desolación.
En amor junto degustamos del mejor vino,
todo es hermoso estando en compañía apropiada.
Sin esperar partida, ella se fue como vino.
Me sumerge en recuerdo esta mañana nevada.
Autor: Alcibíades Noceda Medina