Avance, en el mismo retroceso
Una forma común, de continuar
Distrayendo a la vida y su proceso
El bien, contrastado por el mal!..
Me dices como, puedo distinguirlo
Cada uno, tan distinto y tan igual
No es la magia que proviene del espejo del instinto
Si!. se ajusta a cada quien y a cada cual!..
Cada quien, cree que lo cierto
Es la forma más sencilla, de pensar
Cada cual, cree que es, lo puesto
Y se acomoda, casi siempre en un lugar
Tibiecito, abrigado a contrapelo Como siempre “para mí”, no hay otro igual!
Todos somos idénticos y lo opuesto Es la forma, tan sublime de rezar
Hay un dios, en cada uno, de estos procesos
Que en el cielo, o el infierno, ha de juzgar….
En un hueco suave luz, que no encandila Cúspide de la conciencia, ha de vibrar…
Afligida rindo pleito, en el contexto
No sabía tanto!.. de mi y opacada de esperar
En desmedro y condenada sin pretexto
Busco, como un ave, un volar!.
Mi materia tiene luz, que no ilumina
En la rueda sensitiva de cambiar
Vibro alerta, en un dibujo que se inclina
Intuyendo, una nueva, realidad….
En el rio de la vida todos, somos todo, nadie escapa a nada, solo trasciende aquel que ha comenzado a ver, oír, sentir, oler la sublimidad de su propia naturaleza, amándola y proporcionándole nuevos hologramas, sabiendo que el universo está adentro nuestro y trascendiendo de la misma forma, al que todavía no hemos contactado. María Verónica García