Tu fuerza me dominaba

A través de tus fríos ojos
vi lo que llevabas dentro.
Aunque quise separarme,
siempre lo tuve existente.
Aguanté tus desprecios;
el miedo me acobardaba,
y a todo respondía que sí,
silenciando mi desengaño.
Nunca recibí tu cariño
porque no me quisiste;
mi corazón se apenaba
cuando te veía regresar.
Mi alma tanto aguantó
que olvidé de sonreír.
Tu fuerza me hostigaba,
y no conseguí apartarme.
Amargaste mi existencia;
eso siempre te lo debí a ti.
Me separé de tu sujeción
y empecé a usar mi libertad.