Distinguido Diputado

Distinguido Diputado
del Congreso Nacional:
a la fecha no conozco
su nombre ni su apellido,
ni su domicilio actual.
Porque usted fue elegido
"por obra y gracia de un dedo"
(el "dedo" de su partido)
sin habernos conocido
y sin mi voto personal.
No obstante todo lo cual,
le dirijo la presente
para dejar evidente
mi propio punto de vista
sobre la forma "simplista",
indolente y conformista
de desempeñar su cargo;
pues resulta muy amargo
su proceder negligente.
Hay tantos puntos, Señor,
en los que NO estoy de acuerdo,
que no todos los recuerdo,
discúlpeme, por favor.
Pero puedo comenzar
mencionando su salario:
Eso que usted gana a diario,
yo tengo que trabajar
¡dos meses! para igualarlo;
(y yo sí debo desquitarlo
para poderlo gastar).
Ciertamente su trabajo
no se iguala con el mío;
a mí me da "calosfrío"
tan sólo de imaginar
llegar a caer tan bajo:
"negocios" y componendas,
sobornos, trampas, prebendas,
un soberano "relajo".
Usted me dirá que "es justo"
lo que gana, por su esfuerzo
y su responsabilidad,
ante lo cual, yo me "tuerzo"
del coraje, la verdad.
No creo que estén muy a gusto
el pueblo y la sociedad
contemplando con gran susto
que gana una enormidad,
en un país de pobreza,
miseria y mendicidad.
Tampoco veo muy dispuestos
a los demás ciudadanos
a pagar, con sus impuestos,
los caprichos tan mundanos
de su esposa y de su amante:
Ese anillo de brillantes,
el coche nuevo, del año,
la residencia en Contreras
y todas esas "loqueras"
que nos hacen tanto daño.
Otra cosa que no entiendo
(y que me tiene que explicar)
es cómo le pueden pagar
sueldo puntual y completo
¡sin tener que trabajar!
Eso es falta de respeto
al ciudadano vulgar.
Porque el cincuenta por ciento
del período, cada día,
¡su curul está vacía!
(lo veo en la televisión,
en el canal del Congreso)
y las veces que la ocupa
¡se nos duerme en la sesión!
o está en la "conspiración"
para "afianzar otro hueso"
en la siguiente elección.
Ya no sé qué cosa es peor:
sus cotidianas ausencias,
o la "bola" de incongruencias
y verborrea insubstancial
cuando sube a la tribuna,
con un discurso fatal.
Licenciado (o lo que sea):
¿cuándo me podrá escuchar?
Qué forma tan torpe y fea
tiene usted de legislar;
para que algún día me vea
¡voy a tener que rezar!
Voy entendiendo el lenguaje
intrincado del gobierno:
cuando no está en el Congreso,
presente en cada sesión,
es que anda de "cabildeo"
"por el bien de la nación"
(la verdad, no se lo creo,
más bien anda de . flojón.)
El "beneficio del pueblo"
y el "respeto al ciudadano"
significan: ver la forma
para "llenarse las manos"
mientras consigue otro "hueso",
y aquí, ¡todos tan ufanos!
Una cosa sí le pido,
y lo hago de corazón:
¡no me hable de su partido!
Ese es un huevo podrido,
enfermo de corrupción,
que sólo entiende un lenguaje:
el de la turbia ambición
desmedida y sin sentido,
mientras el pueblo, sufrido,
atestigua su traición
a todo lo prometido,
con profunda decepción.
Ni siquiera me consuela
que ya se acerca la fecha
para una nueva elección,
es como un "dolor de muela":
¡viene una nueva cosecha
de puro inepto y ladrón!-