Te fuiste según llegaste
sin apenas ruido y molestia,
haciéndote notar con tu modestia,
tu sencillez y tu nobleza.
Has dejado mi corazón helado
a pesar de sentir aún -cuando nos despedimos-
el calor de tus manos sobre mi cara encharcada,
sobre mis labios cerrados con la sonrisa borrada.
¡Espérame pronto! ya sé, no estás sola.
¡Esperarme pronto! que mi carrera ha empezado,
la mochila he cargado de tantos recuerdos de todos
que me pesa en el alma y con ella a la espalda,
me dirijo a vosotros sin más anhelo que el reencuentro.
¡Que triste regalo para un día de San José!
Se han cambiado la tarta de siempre
por las flores, de casi la primavera,
la ropa de estreno
por las orlas del recuerdo,
las fresas con nata
por el pan de consagrar…
Hasta pronto “Gordi”