Los ahuehuetes mecen sus hojas con el viento;
Afuera todo es gris melancolía.
Retumba con su queja el cielo y cae la lluvia,
y aqui no cae tu ropa...Todavía. Yo le agradezco al rayo y al destino,
que te nieguen la venía de marcharte;
Tiemblan tus manos y se que no es de frio,
te quieres ir , pero deseas quedarte. Tu mirada es distinta...Diferente,
mezcla de miedo, súplica y deseo;
Te tomo entre mis brazos y venero
la púberta inocencia que en ti veo. Las dos palomas blancas de tu pecho,
se agitan temblorosas y sedientas;
Mis manos las abrigan con ternura...
Aún puedes detenerme y no lo intentas.
Dejas caer tu débil resistencia,
envuelta entre las ropas que te cubren;
Y sale el sol desnudo aqui en mi alcoba,
¡Que el cielo afuera en rayos se derrumbe! Conciente de tu bella inexperiencia,
me dejaste llevarte, ser tu guia;
Yo bebí de tu cuerpo la inocencia,
brindando con el cielo, que llovía;
Me guiñó el ojo el gris de la tormenta,
Volviendose mi cómplice ese día.