Yo sé que amar mas que esto no es posible,
salvo que zarpen aquellos barcos muertos sangrando oxido y hielo.
Esas caminatas eran mucho para mi vida,
hasta antes de la despedida fueron,
exentas de nostalgia,
recuerdos de la mas bella fatiga.
Y ahora con un plus de ardor danzan, superfluas en mis memorias,
con suntuosa fé de un porvenir.
Algo queda de los recuerdos
y con eso no gano nada,
porque del pasado- esa maraña de soles y madrugadas-
no ganó la confianza y en la desazón,
me miro en el espejo y dudo de quien soy:
su sombra ahora es su sombra,
y a la mía me la robó.
Sin embargo amarlo es poco,
él se merece mi eterno sudor,
pues de llevarse mi alma también lo habría amado,
y sin exagerar,
mi cuerpo entero le doy.
Angustiante no es que el poseyera
todo aquello que le doy
sino que en cada partida
no llore cuando me voy.