Cuando no hay palabras, que difícil es sentir,
y se mezcla el vació con la sensación de dolor
y los sueños que vuelan en paralelo sin fingir,
se encuentran en la misma estancia del amor.
Y es la rabia la que me enferma de corazón
por partir un pedazo de tu ilusión,
y hacerte sufrir con el roce,
de la “oscuridad” mental de mi noche.
Pero he rozado la ambigüedad del absurdo
y me siento herido en el orgullo,
por todo aquello que quiero borrar de mi recuerdo,
pero no es fácil cuando se daña al anhelo.
Aún así, trato de ver tus ojos
y encontrar una mirada cómplice,
que me haga respirar en la pena que me aflige
y seguir erguido en el camino de mis logros.
Que difícil es comenzar cuando se hiere,
a hilvanar de nuevo los sentimientos
en los atardeceres de místicos sueños,
sabiendo con certeza que aún se quiere.