Siempre me hostigas altaneramente,
si te juzgo no mereces absolución.
Tu coraje de huracán sin dimensión
no tiene piedad; eres vehemente.
Con la mirada manejas a voluntad,
da de beber tus labios que envenena,
mal agüero inflige escena amena,
después injurias con traidora vanidad.
Afortunado me hallaba en tu sombra,
hicimos el amor en cama y alfombra,
laurel me diste como al gran Cesar,
altanera y orgullosa después pediste
recompensa diciéndome; ¡perdiste…!
Ahora yo, tengo derecho de procesar.
Autor: Alcibíades Noceda Medina
Vanos laureles…Señor Noceda contrariado lo veo con su musa, aunque siempre su pluma hace apunte a la mujer, la que tiene un papel importante para el poeta en cada uno de sus pensamientos Enhorabuena Mariel (María del Mar)