Una esencia sutil,
tal cual como una Margarita.
De mirada fragíl,
tan igual a su alma bendita.
De sonrisa acaramelada,
con una voz tan divina.
Una hermosura perfumada,
en su cabellera fina.
Pude contemplar una bella primavera,
en su amplio corazón.
Y con su cariño de espera,
supo aguantar la emoción.
Hoy al verte lejana,
me parece que fue ayer.
Juntas en aquella mañana,
bajo el calor de nuestro ser.
Hay unos brazos abiertos,
que no conocen distancias.
Pero los recuerdos los aprietos,
encima de mi estancia.
SOL.