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Categoría: Ausencia

VEN, SEÑOR

"VEN, SEÑOR"
Diseñador del mar y sus corrientes,
Espíritu de Dios, fuente de vida.
Tu eterna creación late escondida
en los montes, los valles y las fuentes.
Sembrador de luceros refulgentes,
allanador de pampas y sabanas,
poeta de las rimas soberanas,
justo anhelo de campos sin labranza,
ven a darnos el pan de la esperanza
que sacie nuestras hambres tan arcanas.
Hasta mis ojos llegan y se posan
imágenes de rostros macilentos.
Son los rostros de todos los hambrientos
que ya desde pequeños se desposan
con esa hambre ancestral a la que adosan
muecas torcidas, pieles agrietadas,
niños, hombres, mujeres, que, postradas
con su vientre abultado y sus costillas
brotadas y deformes las rodillas,
muestran el corazón en sus miradas...
En este mundo ¡oh Dios y Padre bueno!
tienen hambre de Ti, de tu indulgencia;
el traje absurdo de su inconsistencia
es su reclamo ¡dulce Nazareno!
Es su clamor más fuerte que sereno,
es su oración ¡oh Dios! más que un reproche
que nace de estos seres de la noche,
donde el maligno siembra su cizaña,
destrozando tu imagen que se empaña
y los viste con trajes de fantoche...
En este mundo gris en donde crece
el dorado trigal y algunos cuantos,
ignorándote a Ti, roban encantos
a lo que sólo a Ti te pertenece.
Ven a darnos el pan. Pan que se ofrece
lo mismo al pecador que al inocente.
No tardes más, Señor. Hazte presente
y restituye el orden atrofiado
no por el hombre, sí por el pecado
que al hombre mismo ataca irreverente.
En este mundo ruin, desfigurado
por quienes lo derrochan y destruyen,
que almacenan riquezas y construyen
palacios con resabio de pecado.
En este mundo nuestro, marginado,
permíteme, Señor, que yo te nombre
desde este mi planeta donde el hombre,
técnicamente dueño del espacio,
ha venido a dañar más que despacio
tu hermosa creación. Mas, no te asombre...
No te asombres, Señor, de nuestra muerte.
Tú bien sabes cuando eres necesario;
baja a vivir en este infierno diario
en donde es un milagro poseerte.
Déjate ver, mi Dios. Déjame verte,
Tú que eres de Israel baluarte y roca,
conviértete en el pan de cada boca,
el pan tan nuestro, tan de cada día
y dale al corazón que en Ti confía
el trocito de pan que a mí me toca...
Heriberto Bravo Bravo SS.CC (Derechos reservados)
Datos del Poema
  • Código: 44882
  • Fecha: 15 de Agosto de 2002
  • Categoría: Ausencia
  • Media: 5.92
  • Votos: 13
  • Envios: 1
  • Lecturas: 2,186
Datos del Autor
Autor Destacado Nivel: 7
Nombre: Heriberto Bravo Bravo SS.CC
País: MexicoSexo: Masculino
Fecha de alta: 22 de Agosto de 2002
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