Al haberte cruzado en mi vÃa
por azar, sin haberlo previsto,
he caÃdo en la cuenta que existo
pues desde ese momento eres mÃa.
Eres mÃa porque lo presiento.
Eres mÃa por inevitable;
eres mÃa por imponderable
como el mar y la luna y el viento.
Y no es únicamente el aliento
exhalado lo que me permite
que de júbilo intenso lo grite
y lo calle tras un mismo intento.
¿Puedes tú comprender lo que siento?
¿intuir lo que en mà significas?
Anda, ven. ¿por qué no me platicas?
si bien sabes que no es un invento...
Es más bien un amor contundente,
es un brillo que adorna mis ojos,
es como un manojito de antojos,
una luna en su cuarto creciente.
O tal vez como arroyo silente,
como el vuelo de blanca gaviota.
Es como una cascada grandota
que al caer se transforma en corriente.
Lo que siento por ti desde el dÃa
que a mi vida llegaste, cariño,
lo comparo como cuando niño
que rezaba a la Virgen MarÃa.
Lo recuerdo como fantasÃa,
como un sueño feliz, vaporoso,
y me vuelvo a sentir tan dichoso
cuando puedo gritar que eres mÃa.
Yo soy tuyo también. No me dejes,
no me apartes de ti. No lo olvides
ni me dejes atrás. ¿Me despides...?
¡anda! conste...después no te quejes.
Â
Heriberto Bravo Bravo SS.CC