Por siempre tendré que decirte adiós,
en mi ser llevo a mi niña que adoro,
y será eternamente mi tesoro,
si es posible llevaré hasta ante Dios.
Dormiré sin techo, libre de tedio,
voltearé la espalda al cielo oscuro.
Nuestros recuerdos serán como muro
de lamento, donde el rezo se perdió.
Seré un extraño a merced del olvido,
será nada los gozado y vivido
hasta siempre será incluso los sueños.
Me alejaré de la escena del ayer
llevando el tatuaje de tu querer,
ahora es ironía, mis empeños.
Autor: Alcibíades Noceda Medina