Árboles de carne armados de fuego,
ríos de selva seca caminando sobre las piedras.
Líneas húmedas de carne olvidada
entre los cuerpos desperdigados,
el aliento de los cocodrilos y la masacre
cruzando la puerta.
Un espacio de muerte entre la madera y la luz,
un alimento de la noche a los felinos
hambrientos de disonante alegría.
Recuerda caminar sin zapatos,
cose la boca de tus hijos,
envenena al perro antes de correr,
regala las gallinas a los zorros,
deja olvidado al abuelo
entre los brazos del consuelo vivido,
no recuerdes a tu esposo desaparecido,
recoge las sábanas más livianas
y camina despacio sin despertar su manto oscuro;
observa el hilo de sangre bajo tu puerta.