Un día cualquiera comencé a prejuzgar como a mí me habián prejuzgado,
ya se sabe,
medir con la misma vara con la que te midieron a tí,
¿por qué no habría de hacerlo?,
¿así se mueve el mundo?,pues vayamos al ritmo que él nos marca,
me cansé de luchar con molinos de viento
siendo el centro de atención de miradas juciosas,
necesitaba un respiro a tanta lucha sin logros apreciables.
y así,sin más,comencé a moverme a golpes de primera vista.
y a sí,sin más,mis valores estoicamente defendidos hasta entónces empezaron a cambiar,
y por esta nueva lógica aplastante,también cambió mi vida.
Un día cualquiera comencé a prejuzgar,
y otro día,
uno de tantos,
me miré con los ojos del alma
y ví mi alma perdida,
volví a mirar
y descubrí que allí
no estaba yo.