Pon los ojos en lo alto...

Pon los ojos en lo alto más allá de cada estrella.
Mírame con los ojos del alma, como sucedió en Nochebuena.
Siénteme en todo tu tacto y mantenme fuertemente abrazada que me hace tanta falta
el calor de tu gentil regazo, antes que se despereze de puntillas el alba.
No te costará demasiado trabajo, si sigues el instinto de tu mano
en viaje de regreso hacia abajo, colocando la ternura en este pecho, que al contacto de tu piel no queda intacto, pues escapa
del corazón todo un latido y un gran suspiro disidente, aunque te halles escondido en medio de las calles y la gente.