En el vacío de tus noches,
en lo hueco de tus días,
se reflejan tu miseria
y tu camino a la deriva;
vives sólo en el momento
y tus pasos no tienen guía.
Todo queda en apariencias,
en "imagen" y mentiras,
vas a donde sopla el viento
fugaz de la conveniencia,
pero careces de esencia,
de carácter, de cimientos.
Todo lo vives "por fuera"
pero estás vacío por dentro.
Te aprovechas de la gente
y de sus debilidades,
eres campeón de las mañas,
a los ingenuos engañas
y has hecho del fraude un arte;
en el fondo, eres un fiasco:
no vas a ninguna parte.
Lo malo es que contaminas
a lugares y personas,
adonde quiera que vas,
sorprendes a los incautos
y después los abandonas,
tú ya nunca cambiarás;
así como no perdonas,
el perdón nunca hallarás.
Aquellos que te conocen
se apartan de tu camino,
no quieren tratos contigo,
no te desean ningún mal,
pero en tu propio destino
ya está escrito tu castigo:
te aguarda la soledad
como tu único amigo.-
Eduardo Ritter Bonilla.