Canto a la Virgen María.

1
¡Dulce Virgen María!
Dios Padre te eligió
Para que Madre de Su Hijo fueras.
Y como Dios era también Su Hijo,
También hizo de Ti, Madre de Dios.
Para cumplir la Voluntad del Padre,
El Espíritu Santo
Hizo de Ti su Esposa Inmaculada.
Te fecundó con su Divina Sombra
Y a Jesús diste a luz,
Trayéndonos con El la Luz al Mundo,
Que vivía en tinieblas
Y esperándolo estaba.
Esperándolo estaba
Como al Mesías,
Tanto tiempo anunciado
Por los Profetas.
¡Dulce Virgen María! Tan unida
Te ven mis ojos a la Trinidad
Que cuánto más te miro,
Más en Ti yo contemplo,
A la Hija del Padre,
A la Madre del Hijo
Y a la Esposa sin Mancha
Del Espíritu Santo.
Tu Comunión con Dios,
En cada una de sus Tres Personas,
Te acercan tanto a cada una de Ellas,
Que pareces perder tu condición humana
Para ganar la condición divina.
¡Dulce Virgen María,
Déjame que te diga cuánto siento,
Pues lo siento con tanto sentimiento
Que me temo que caiga en la Herejía
Y a Dios deba pedir perdón por ello:
La Herejía de hacer de Tu Persona,
Por más que seas humana, y no divina,
Otra Persona de la Trinidad,
Como si Dios quisiera unirte a Ella
Y unir, en torno a Ti, a la Humanidad.
Me ilusiono al creer, Virgen María,
De que, gracias a Ti, cuando te rezo,
Como a Madre de Dios y Madre Mía,
Mi Oración ante Dios, cuando a Dios llega,
Multiplicando está hasta el infinito
El mínimo valor que como Hombre,
Un Hombre, como yo, darle podría.
Me ilusiono al creer, Virgen María,
De que, cómo eres Tú
Madre de Jesucristo y Madre Mía,
De Tu Hijo Jesucristo
Me estás haciendo Hermano,
Pues has hecho de mi también tu Hijo.
A Tu Hijo Jesucristo,
Yo le tengo tendidas mis dos manos
Para que me las coja entre las Tuyas,
Y hasta la Eternidad, cogidas queden,
Nuestras seis manos juntas. 2
La más dulce y más bella Poesía,
La Oración más profunda y más sentida,
Se juntan y subliman en La Salve
A la Virgen María.
De todos los Mortales, sólo a Ella,
La podemos llamar dos veces Madre:
Madre Nuestra y de Dios.
Y si es dos veces Madre,
Es dos veces Amor.
Acude siempre a Ella en tu Dolor,
Pues por muy grande que tu Dolor sea,
No podrá ser tan grande
Como lo es el Consuelo de una Madre
Que es Madre Nuestra y es Madre de Dios
Y que si mucho de Dolores sabe
Aún sabe más de Amor.
Siempre, siempre que sufras,
Busca Consuelo en Ella,
Que si es grande el Consuelo
Pequeño hará al Dolor.
Y no hay mayor Consuelo
Que el de una Madre cuando te consuela
Y te llena de Gracia.
Y te colma de Amor.
Cuando rezo La Salve,
Siento cómo mi Alma
Se llena de Dulzuras,
De Amores y esperanzas.
La Vida es un Destierro
Y es un Valle de Lágrimas.
Pero no vamos solos.
María, con su Amor, nos acompaña
Y va haciendo crecer,
Junto al Dolor, el Gozo y la Esperanza.
Pendientes de nosotros
Van pendientes su Ojos.
Tanto que, para vernos,
Hacia nosotros, siempre,
Los tiene vueltos.
Cuando rezar yo quiero
A la Virgen María
Sólo rezo La Salve.
Y con sólo rezarla
Siento cómo mi Alma se me llena
De Dulzura, Belleza y Poesía.
Tanta es la Poesía,
Que está en La Salve impresa,
Que una Oración no rezas, al rezarla:
Recitas un Poema.
Sólo a quién Dios llevara de Su Mano
Pudo escribir el más bello Poema
Que rezan los cristianos.
¡Salve! ¡Salve María!.
Pues rezamos Tu Salve,
Ven a salvarnos,
Llénanos de Tu Gracia,
Sé nuestra Guía!