Viajero

Enardecido, de júbilo pleno, extenderé mis alas

Hacia el oriente

La rosa de los vientos será mi timón

Mi quilla

Me dispararé hacia el espacio infinito

Fuera de este mundo

Como una flecha que se desprende

Del arquero

Me convertiré en viento de un jardín pétreo

En la bruma.

La tierra de mis orígenes, se borrará en la distancia

 Con sorpresa

Iré en pos de una aventura por respuestas inciertas

Que tal vez

Borre mi nombre o resista como tránsfuga sobre

Escombros

En este suspendido espacio lleno de lesiones abiertas

De oscura identidad

Sin substancia, eco de tiempo disolviéndose de a poco en poco

Volviéndonos al vacío…

Viajante seré entre continentes desconocidos e ilusorios

Para mí

Ciudades amuralladas y pueblos que arrullan puertos

Perdidos.

Escucho los pregones de familiares y amigos comentando…

Hasta en tu última hora existe dentro tuyo una semilla maligna

De locura…

Cegado siempre por ese veneno que fluye por tu cuerpo

Caminaste siempre junto a una llama obscura, aprisionado

De inexplicable gloria,

Tus ojos siempre negaron la luz de nuestras verdades

Sordo fuiste a plegarias opiniones y consejos

Ser viviente de mundos fantásticos

–creen insultarme-

Ajeno a nuestra realidad y sus condiciones

Por ti y para ti, el paraíso cerró sus puertas

–afirman-

La luz divina, devorará tus entrañas volviéndolas carbón,

desiertos de esperanzas que te claven mil agujas

–maldicen-

Son latidos que en tu cuerpo se apagan y te llevan

Al vacío.

Pero hay otras voces, uniéndose a coro, dentro mío

 susurrando

Ven viajero, ven, a donde canta

El viento

Borra el abismo que te separa de esa existencia

Mísera…

Ellos no saben que el cuerpo es mortaja, donde habita

El espíritu

Flor y fruto que detona el muro de las ilusiones

Adormecidas

Perspectivas del ayer, hoy y mañana con viajeros cada

Instante.

Andamos a tientas evitando alzar la vista

 Al cielo infinito

Sin saber hacia dónde nos conduce el céfiro gris

Sin saber

Que el sol se desliza del oriente en miles de amaneceres

Hacia el poniente

Sin saber que hay una estrella en nuestro camino

Una estrella

Que en las noches más obscuras nos guía para descubrirnos

Ser nosotros mismos

Que aún la sombra más lóbrega tiene un resquicio donde brilla

La aurora.

El pueblo, el mundo, quedará en silencio para mi…

Partiré durante la alborada del nuevo día

Sin miedo

 Ya no seré de este mundo

Apagaré los reclamos, recomendaciones, malos augurios

Escucharé el rumor de esa voz que urge a un viaje ancestral

Con redoble de tambor

Latiendo dentro de mí, incendiando mi sangre, urgiéndome

A seguir…

Ebrio de orgullo y esperanzas desnudaré mi alma

Viento en popa, en pos de libertad de ese éxodo ascendente

Habitante extraviado en este mundo de frenesí

Con Locura

Y que cuando lleguen las tinieblas a cubrirnos, las palabras se mutilarán

Seremos dueños de nuestro propio silencio, emprenderemos

Nuevos caminos.

Terminamos una historia para sanar nuestro Ser íntimo

Restañando heridas

No somos agua oxidada que se estanca en ceremonias

De polvo y enajenación…

¡Ven viajero, ven!

Has un nuevo canto y una nueva vida

¡Ven viajero, ven!

A la distancia un diluvio de amaneceres espera caer…

¡sobre mis espaldas!