Mi perpetua melancolia

He paseado mi perpetua melancolia por ese cipresal de la otra orilla. Que paz su forma rectilinea, su armonia casi perfecta, acaricia el matinal vuelo de las aves que pueden, partir y regresar siempre a un mismo nido. Porque es tan grande su instinto, que la liberad les brilla despiertas y dormidas, en sus plumas e incluso heridas sueñan con el vuelo. En cambio yo solo puedo sonreir al cielo con un tono gris en la mirada, que es tan pesada la gravedad, tan grave que un hondo pesar de piedra viva, de yugo y de cadena me tienen amordazadas las alegrias y aunque corra no puedo escapar. Que jaula me aparenta el mundo, la tierra que piso esta seca y no puedo recostar mi cansacio de lunas ni bañarme en el rio turbio. Pero como el que ve la luz al fin del tunel, he visto salir el sol y para mi alma el camino es menos aspero, como un laberinto con mil salidas y puedo ya olvidar lo que lloro y he perdido.